MANN-FILTER recuerda en un comunicado la importancia que tienen los filtros de habitáculo y polen, tanto en el confort y en la seguridad en la conducción como en el mantenimiento de determinados elementos del vehículo.
Desde MANN-FILTER se insiste en la importancia de sustituir este componente cada 15.000 kilómetros o una vez al año, así como cuando el conductor perciba una menor entrada de aire, olor extraño al encender o apagar el sistema de climatización. También cuando el habitáculo no se enfría adecuadamente al encender el aire acondicionado o cuando se acumula de forma rápida polvo o suciedad en el salpicadero.
Respecto la seguridad, la compañía alemana destaca que “el polen puede causarnos dificultades respiratorias y estornudos, lo que reduce significativamente el nivel de atención en la carretera, y se incrementa de este modo el riesgo de accidente”, subrayan. Y es que, como señala la compañía, “un estornudo a 80 kilómetros por hora puede ocasionar una pérdida de visión durante 45 metros”, por lo que, para evitar reacciones alérgicas durante la conducción, el buen estado de los filtros de habitáculo es clave, “más aún en grandes ciudades y zonas industriales”. En este sentido, la firma recuerda que, en épocas de polen, un solo mililitro de aire puede llegar a contener 3.000 tipos de pólenes.
Desde MANN+HUMMEL destacan además el papel que desempeñan los filtros de habitáculo en la prolongación de la vida operativa del sistema de aire acondicionado, “al evitar que se formen depósitos en las finas estructuras del evaporador”. Y es que, con el paso del tiempo, el núcleo del filtro -el medio filtrante- se obstruye de forma gradual, lo que puede llevar a una reducción de la capacidad del ventilador de entre el 50 y el 70%, cuestión que a su vez conduce a un mayor consumo de combustible y desgaste del sistema, si regulamos el aire acondicionado hasta alcanzar la sensación térmica deseada dentro del habitáculo.