Los talleres ingresaron un 4% más en 2018, según señala Solera, compañía especializada en inteligencia del automóvil, en su informe “El data-escáner de la posventa horizonte 2023”, presentado con motivo de Motortec Automechanika Madrid.
Según el estudio, el dato se debe en gran medida a las buenas cifras de matriculaciones en 2018, que llegaron hasta los 1,3 millones de unidades, lo que permitió al sector crecer también en volumen de reparaciones hasta el 1%, reparaciones que, además, fueron más tecnológicas y, consecuentemente, más caras.
Solera estima que el sector continuará en crecimientos positivos en los próximos años, pues de aquí a 2023 los ingresos aumentarán anualmente por encima del 2%, a pesar de que el envejecimiento del parque seguirá siendo un problema, pues para entonces más de cuatro de cada diez vehículos superarán los 15 años de antigüedad. Por ello, el volumen de reparaciones previsto para este periodo seguirá experimentando crecimientos, pero nunca superiores al 2%.
Los coches de entre 6 y 10 años, los más atractivos para el taller
Según señala la consultora en su informe, uno de los grandes retos que afronta la posventa está ligado a la edad de los vehículos. “En particular, a los de entre 6 y 10 años, que son coches tan atractivos para el taller multimarca como para el concesionario, pues aumentarán para 2023 su peso dentro del total de reparaciones, que ahora es del 20% y llegará al 25% para entonces”, indican.
Para Solera, esto significa que una cuarta parte de las reparaciones están “en tierra de nadie” y por ellas pueden optar cualquiera de los dos tipos de talleres. “Si bien estos coches de mediana edad representan el 18% del parque, resultan de gran atractivo para el taller porque permite sumar masa crítica a la habitual, los de más de 10 años en el caso del multimarca y los de menos de cinco años en el caso del concesionario”, añaden desde Solera.
Los más numerosos, en cambio, seguirán siendo los coches mileuristas, los de más de diez años. Prácticamente el 60% del parque superará la década de antigüedad en 2023, pero apenas harán el 27% de las reparaciones, en definitiva, las imprescindibles para que pueda seguir circulando.
“Si bien estamos hablando del impacto del eléctrico en la posventa, lo cierto es que aún le quedan un par de décadas como mínimo para que sea una motorización considerable dentro del parque. El taller afronta ahora una realidad que todavía respira diésel y gasolina y donde importa más la edad del vehículo que el combustible que le hace rodar. Esto supone un desafío para que la posventa siga mejorando sus procesos con tecnología para ser más eficientes. Luego ya llegará el eléctrico, con sus 25 piezas menos y su 86% menos de horas trabajadas. No hay que perderle de vista y hay que prepararse porque el modelo de negocio cambiará. Ahora se trata de ponerse a la par que el vehículo de combustión interna, no por lo que emite, sino por la tecnología que incorpora”, explica el responsable de Mercado Posventa de Solera, José Luis Gata.