La posventa de automoción tuvo también su espacio en el Global Mobility Call, con una mesa redonda celebrada en el escenario Insights Plaza, en la cual se analizó el impacto que la nueva movilidad está teniendo en el sector y su posible evolución a medio plazo. La mesa contó con representación de toda la cadena de valor de la posventa: fabricantes de componentes, distribuidores de recambios y talleres.
Una información de Pedro José Barroso
En concreto, la mesa de posventa del Global Mobility Call reunió a José Manuel López, Director Comercial de MSI; Ana Ávila, Directora Corporativa de CONEPA; Paula Aldea, Directora de Comunicación y Marketing de ANCERA; Fernando Miguélez, Director General de GANVAM, y Cristina San Martín, directora de Coordinación, Proyectos y Servicios de SERNAUTO.
Antes de dar paso a los debates, José Manuel López ofreció una panorámica de la composición del parque español de vehículos -la materia prima de la posventa- en sus diferentes segmentos. Quedó claro el desfase que existe en materia de electrificación entre España y los principales mercados de la Unión Europea. López resaltó cómo las ventas de vehículos eléctricos se están viendo lastradas en España por factores como unas infraestructuras de recarga insuficientes y la falta de incentivos fiscales. El Plan MOVES no funciona como acicate a las ventas, con el agravante de que el usuario tiene además que adelantar el dinero. Por su parte, en el segmento de vehículo industrial se apuesta por el hidrógeno como principal tecnología de descarbonización, mientras que en el segmento de Dos Ruedas las motos eléctricas se abren poco a poco paso, especialmente en entornos urbanos.
José Manuel López habló también de que son las flotas corporativas y las nuevas formas de movilidad como el coche compartido quienes más están apostando hasta la fecha por el coche eléctrico.
¿Cómo afecta la movilidad sostenible a la posventa?
Tras esta exposición, se pasó a analizar cómo está afectando la movilidad sostenible a la actividad de posventa. Comenzó Ana Ávila refiriendo que el coche eléctrico todavía no tiene un gran impacto dada su penetración en el parque, al tiempo que la sostenibilidad no figura entre la urgencias de los reparadores. “Según una encuesta que hicimos pública en nuestro reciente Congreso Nacional de Talleres, la sostenibilidad figura en décimo lugar en el decálogo de preocupaciones del sector. El taller no acaba de tener claro este concepto. Hay que tener en cuenta que nuestro sector está mayoritariamente compuesto por pymes y micro-pymes, empresas de uno o dos trabajadores, por lo que carecen de tiempo y recursos para implantar la sostenibilidad en sus negocios. No obstante, no nos queda más remedio que adaptarnos, porque es algo que llega en forma de normativas”, dijo.
Por su parte, Fernando Miguélez, se centró en las grandes tendencias del mundo del automóvil y su impacto en el taller. “Tenemos un parque con unos 14 millones de vehículos de más de 15 años, de los que unos 10 millones de unidades son diésel. El taller debe de enfocarse en ello, sin perder de vista el parque que viene. Tampoco puede olvidar que la mayor parte de los vehículos con tecnología de propulsión eléctrica están en manos de flotas”, señaló. “El vehículo autónomo es un desastre para los talleres, porque disminuirá los golpes de chapa y porque vemos que pertenecen a empresas que tienen su propio monopolio. La conectividad, además, exige que el taller se dote de herramientas y de formación”, añadió en relación a otras tendencias.
En cuanto a la distribución de recambios, Paula Aldea subrayó que “las nuevas tecnologías demandarán nuevos servicios y también nuevas piezas que añadir a los stocks. Habrá recambios que ganen en importancia y otros que disminuirán su rotación. Y ese cambio en las rotaciones de producto provocará una reorganización de los stocks. La herramienta técnica especializada también llegará al mundo del recambio. Además, habrá piezas que requieran un almacenamiento especial, por ejemplo, las relacionadas con la alta tensión”.
Cristina San Martín, por su parte, recalcó que los fabricantes españoles de componentes han hecho los deberes. “Somos un sector que invierte más del 4% de su facturación en I+D+i. Hay que pensar que la industria de componentes aporta el 75% del valor del vehículo, por lo que estamos preparados”, apuntó. En cuanto al impacto de todas estas nuevas tecnologías en la posventa, recordó: “Hay que digitalizar los negocios; los nuestros pero también los de la distribución y los talleres. No sólo por rentabilidad: el sector puede perder cuota de mercado por mantenimientos predictivos como consecuencia de la conectividad aplicada al automóvil”.
Previsiones a tres-cinco años vista
En lo que respecta a las previsiones a medio plazo, no se esperan cambios sustanciales en las principales tendencias que se observan, salvo que vengan impuestos de Europa por la vía normativa, algo improbable dada la situación actual de la industria del automóvil. El Gobierno quiere que para 2030 haya circulando en España unos 5,5 millones de coches eléctricos, pero José Manuel López tildó esas previsiones de “demasiado optimistas”.
En opinión de Ana Ávila, “de aquí a cinco años la situación va a ser prácticamente la misma. El taller ve la electrificación como una continuidad, no como una amenaza. No obstante, los negocios tendrán que seguir adaptándose, especialmente en materia de digitalización. Ésta tiene que ir más allá de la típica página web y la presencia en redes sociales —que está muy bien para conectar con el cliente— y extenderse a la gestión”.
Para Fernando Miguélez, conviene no perder de vista que “están apareciendo nuevos modelos de negocio en la movilidad, como las VTC, que tenemos que integrar. Hay otras oportunidades de negocio. En la electrificación, por ejemplo, además del mantenimiento y reparación, podemos ser también facilitadores de energía. La Economía Circular, un tema en el que los talleres son pioneros, irá cobrando cada vez más peso, con nuestros negocios convertidos en centros de recuperación de materias primas”.
A nivel de distribución, Paula Aldea recordó que habrá nuevos servicios y recambios relacionados con la electrificación y con los sistemas de ayuda a la conducción. “Los inventarios pueden ser más eficientes gracias a la aplicación de la Inteligencia Artificial, que nos puede ayudar también a reducir costos. En este sentido, las tecnologías de seguimiento nos ayudarán a planificar las compras y gestionar mejor los stocks. Y tendremos el reto de reducir la huella de carbono de nuestra actividad”, añadió.
Finalmente, Cristina San Martín apuntó que no se espera un impacto brutal en la posventa, ya que la composición del parque no variará mucho en los próximos cinco años. En cuanto a los retos de la industria de componentes, destacó los siguientes: “El sector seguirá teniendo una necesidad altísima de inversión, lo que impactará en la rentabilidad de las compañías. En este sentido, esperamos que haya más concentraciones de empresas para poder alcanzar los objetivos”, añadió. Asimismo, recordó también que la sostenibilidad cobrará más importancia, no sólo por la presión normativa, si no porque clientes y usuarios valoran cada vez más a las empresas socialmente responsables.